Las vacas secas y las vaquillas también necesitan enfriamiento

2025-02-27 11:07:42 | Ganadería

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Las vacas secas y las vaquillas también necesitan enfriamiento

Los impactos negativos del estrés por calor en el ganado lechero lactante han sido ampliamente estudiados. Si no se enfría adecuadamente, el ganado puede experimentar una disminución en la producción y calidad de la leche; una reducción en la fertilidad, lo que conlleva más servicios de cría por cabeza e intervalos entre partos más largos; así como una menor inmunidad, lo que aumenta la incidencia de enfermedades.

Si el estrés por calor ha sido tan investigado y discutido en reuniones del sector, ¿por qué todavía se observan caídas significativas en el rendimiento de las vacas durante el verano e incluso el otoño? Teniendo en cuenta que estos efectos generan importantes pérdidas económicas para los agricultores y la industria láctea.

Efectos y precauciones del calor en las vacas y vaquillas

En general, el ganado lechero comienza a experimentar estrés por calor a 20 °C, aunque este umbral varía según factores como la humedad, el nivel de producción, el número de lactancias, la densidad de población, la ingesta de materia seca y el historial de salud. En vacas de alta producción, el estrés puede iniciar a temperaturas tan bajas como 18.3 °C.

Es fundamental enfriar a las vacas antes de que presenten signos evidentes de estrés por calor. Algunos síntomas son: respiración con la boca abierta, jadeo con la lengua fuera o una frecuencia respiratoria superior a 60 respiraciones por minuto.

Aunque se enfatiza la importancia de enfriar a las vacas lactantes, también debe considerarse a las vacas secas y las novillas. El período seco, que dura entre 45 y 60 días, es crucial para que la vaca regenere la glándula mamaria, mantenga su condición corporal y apoye el crecimiento del ternero.

Un estudio reveló que, vacas sometidas a estrés por calor durante el período seco, produjeron entre 2.9 y 7.4 kg menos de leche por día en la siguiente lactancia y tuvieron más problemas de salud (Tao y Dahl, 2013). Esto implica pérdidas económicas tanto por menor producción como por mayores costos veterinarios.

El período seco también es crítico para el crecimiento fetal, ya que, en esta etapa, el ternero gana el 60% de su peso al nacer (Bauman y Currie, 1980). El estrés por calor en este periodo no solo afecta la producción futura de leche, sino también el desarrollo del ternero, lo que puede tener consecuencias negativas a largo plazo.

Por otro lado, es importante mencionar que, las vaquillonas nacidas de vacas que sufrieron estrés por calor durante el período seco producen menos leche en múltiples lactancias y tienen una menor supervivencia dentro del rebaño (Dado-Senn et al., 2020). Dado el alto costo de criar una vaquilla hasta su primer parto, es esencial garantizar su salud y productividad desde el inicio.

Asegurar que las vacas del rebaño se mantengan productivas durante múltiples lactancias es clave para maximizar el retorno de inversión en las novillas criadas.

También puedes leer: Relación entre la nutrición y el rendimiento reproductivo de las vacas

¿Cómo afecta el estrés térmico en el período seco al ternero prenatal?

El feto en desarrollo no puede controlar su temperatura corporal de forma independiente a la madre, por lo que los cambios en la temperatura central materna pueden afectar directamente la temperatura fetal.

Las vacas secas sometidas a estrés por calor presentan una disminución en la función placentaria (Thompson et al., 2013), en el peso de la placenta (Collier et al., 1982) y en el flujo sanguíneo placentario (Reynolds et al., 2006). Estas alteraciones generan un entorno limitado en nutrientes que restringe el crecimiento fetal.

En promedio, los terneros nacidos de vacas estresadas por calor pesan 3.9 kilos menos que los nacidos de vacas que tuvieron acceso a enfriamiento durante el período seco (Dado-Senn et al., 2020). Además, las vacas estresadas por calor suelen parir de 4 a 5 días antes, lo que contribuye a la reducción del peso al nacer.

Los efectos del estrés por calor en el útero pueden persistir hasta un año de edad (Tao et al., 2012; Monteiro et al., 2016), causando retrasos en la primera reproducción, una mayor edad al primer parto y, en consecuencia, un aumento en los costos de crianza.

El estrés por calor al final de la gestación también influye en el metabolismo de los terneros antes del destete, su respuesta inmunitaria, el desarrollo mamario, la futura producción de leche y la supervivencia en el rebaño. Investigaciones indican que los terneros estresados por calor en el útero tienen una menor ingesta de alimento en comparación con aquellos cuyas madres fueron enfriadas durante el período seco.

Dado et al. (2020) señalan que los terneros estresados en el útero requerían alimentación adicional por sonda esofágica para satisfacer sus necesidades nutricionales diarias. Además, estos terneros muestran menor motivación para comer en comparación con los nacidos de madres sin estrés por calor al final de la gestación.

Con frecuencia, los terneros afectados por el calor en el útero presentan un sistema inmunológico más débil, probablemente debido a una transferencia pasiva inadecuada de inmunoglobulinas del calostro. Esto puede deberse a una disminución de los niveles de inmunoglobulina G (IgG) en el calostro materno o a una menor capacidad del ternero para absorber eficientemente (Quigley y Drewry, 1998).

Administrar calostro de buena calidad al ternero dentro de la primera hora tras el nacimiento es crucial para su desarrollo; ya que, si el ternero no puede absorber adecuadamente, carece de inmunidad para enfrentar enfermedades en sus primeras semanas de vida.

El desarrollo mamario también se ve afectado por el estrés térmico en el útero. En comparación con terneros enfriados en el útero, los estresados por calor presentan alvéolos más pequeños (los conductos galactóforos dentro de la ubre), un menor número de células epiteliales mamarias (productoras de leche), y una menor tasa de producción de estas células (Skibiel et al., 2018). Esto se traduce directamente en una disminución de la producción de leche en futuras lactancias.

En algunos casos, los terneros afectados por el estrés térmico son eliminados del rebaño antes de alcanzar su primera lactancia o poco después de esta, lo que impide obtener un retorno de la inversión realizada en su crianza.

También puedes leer: Pasos básicos para incrementar la producción de terneros

Cómo mantener frescas las vacas secas y vaquillas

Las vacas secas y las vaquillonas deben estar provistas de mecanismos de enfriamiento, al igual que las vacas lactantes. Al considerar dónde alojar las vacas secas y las vaquillas en la granja, busque un área que se pueda mantener limpia y seca fácilmente, y que tenga buena ventilación e intercambio de aire.

Evite la sobrepoblación del área de vacas secas para evitar la competencia por los recursos. Siempre debe haber suficiente agua fresca, limpia y disponible, incluso en los pastizales (de 3 a 5 pulgadas/cabeza de espacio de agua; imagen 1).

Imagen 1. Ejemplo de una fuente de agua potable limpia para novillas en pastura.

Si las vacas secas y las vaquillas tienen acceso a pastos, los arroyos y riachuelos deben estar cercados con el fin de evitar que los animales caminen por el agua. Se debe disponer de una cantidad adecuada de sombra para el número de animales en el pasto. Ya sea porque haya muchos árboles disponibles en cada pasto, o exista una estructura de sombra portátil (imagen 2), ambas son buenas opciones para alejar a los animales de la luz solar directa.

Imagen 2. Ejemplo de una estructura de sombra portátil casera para vacas y novillas en pastoreo.

Agregar un sistema de rociadores portátil a un pastizal también podría ser una alternativa para enfriar vacas secas y vaquillas (imagen 3). Si las vacas secas y las vaquillas se alojan en el interior, se recomienda proporcionar ventiladores de circulación en el corral y un sistema de rociadores a lo largo de la línea de literas de alimentación o en un área el cual pueda funcionar para su configuración.

Imagen 3. Ejemplo de un sistema casero de riego portátil para refrescar vacas y novillas en el pasto.

Proporcionar a las vacas y vaquillas secas un área limpia y cómoda, con ventilación adecuada, sistemas de enfriamiento eficientes y abundante agua potable fresca, contribuye a reducir los efectos negativos del estrés por calor al final de la gestación. Es fundamental recordar que las vaquillas representan el futuro de su rebaño, por lo cual el cuidado óptimo comienza desde el período seco de sus madres.

El estrés por calor durante el período seco tiene un impacto significativo en la salud y productividad tanto de las vacas como de sus terneros. Invertir en medidas de enfriamiento y garantizar el bienestar de las vacas secas y vaquillas no solo protege a los animales, sino que también asegura la rentabilidad del rebaño a largo plazo.

Adicionalmente de las medidas de manejo, en MONTANA ofrecemos soluciones nutricionales para mitigar los efectos del estrés por calor en el ganado bovino. Entre ellas, destaca LEVUCELL® SC 20, una levadura viva específica del rumen que contribuye a mantener su función y digestibilidad durante periodos de estrés térmico. También contamos con HEMATOTAL® ORAL, formulado con betaína anhidra, un eficaz regulador osmótico que ayuda a reducir el impacto del calor en los animales.

Texto original en: Las vacas secas y las vaquillas también necesitan enfriamiento

Artículo citado en: PennState Extension

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